martes, 1 de mayo de 2012

Como agua para chocolate.


En 1669 Brandt, un químico de Hamburgo buscando la piedra filosofal descubrió el fósforo.
Mi abuela, Luz del Amanecer, era una india kikapoo iea, decía que todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior y que no los podemos encender nosotros solos. Necesitamos, como en este experimento, oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en nuestro caso el oxígeno debe de provenir por ejemplo del aliento de la persona amada, la luz de la vela puede ser cualquier cosa: una melodía, una palabra, una caricia, un sonido, just antything. Algo que dispare el detonador y encienda una de las cerillas.
Cada persona tiene entonces que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir ya que la combustión que se realiza al encenderse uno de ellos, eso, es lo que nutre de energía al alma. Si no hay detonador para los fósforos, entonces la caja de cerillas se humedece y ya nunca podremos encender uno sólo de ellos.
Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillas húmedas. Puedes estar segura de que sí tiene remedio. Claro que también es muy importante encender las cerillas una por una, ya que si por una intensa emoción llegáramos a encender todos de un solo golpe se produce un resplandor tan fuerte que aparece ante nuestros ojos un túnel ESPLENDOROSO que nos muestra el camino que olvidamos al nacer y que a la vez nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino.