En 1669 Brandt, un químico de Hamburgo buscando la piedra
filosofal descubrió el fósforo.
Mi abuela, Luz del Amanecer, era una india kikapoo iea, decía
que todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior y que no los
podemos encender nosotros solos. Necesitamos, como en este experimento, oxígeno
y la ayuda de una vela. Sólo que en nuestro caso el oxígeno debe de provenir
por ejemplo del aliento de la persona amada, la luz de la vela puede ser
cualquier cosa: una melodía, una palabra, una caricia, un sonido, just
antything. Algo que dispare el detonador y encienda una de las cerillas.
Cada persona tiene entonces que descubrir cuáles son sus
detonadores para poder vivir ya que la combustión que se realiza al encenderse
uno de ellos, eso, es lo que nutre de energía al alma. Si no hay detonador para
los fósforos, entonces la caja de cerillas se humedece y ya nunca podremos
encender uno sólo de ellos.
Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillas húmedas.
Puedes estar segura de que sí tiene remedio. Claro que también es muy
importante encender las cerillas una por una, ya que si por una intensa emoción
llegáramos a encender todos de un solo golpe se produce un resplandor tan
fuerte que aparece ante nuestros ojos un túnel ESPLENDOROSO que nos muestra el
camino que olvidamos al nacer y que a la vez nos llama a reencontrar nuestro
perdido origen divino.
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