miércoles, 29 de diciembre de 2010

Amanece

Durante los últimos meses, despertar ha sido lo más doloroso de las 24 horas que tiene un día.
Al ir a dormir me he sentido protegida, con fuerzas suficientes como para no acabar soñando con él, con la energía incluso superior a la que tiene un enamorado sintiéndose capaz de parar el mundo si lo desease por su amada, solo que yo, a pesar de estar también enamorada, sería capaz de pararlo solo por mí, por regocijarme en mis poderes, o en su defecto, para que él dejase de formar parte del mío.
Y sin embargo, cuento con los dedos de una mano las noches que no has aparecido aunque sea en una milésima de segundo, que me juego el cuello a que ha sido la más insignificante y la menos trascendental que ha tenido lugar en la brillante historia creada por mi subconsciente, pero la más grabada a fuego. Cuando despierto, consigo recordar con total nitidez y a cada pestañeo la posición de cada uno de los pelos de tu barba, el número de cuadros de tu camisa que es mi preferida e incluso la cantidad de gomina que has utilizado esta vez para darle forma a tu indomable y ya conseguida melena.
Amanece. Araño el edredón como si de tu espalda se tratase, en un intento de que me dé más calor, de sentir su abrazo aunque sea el de un extraño, de sentir cobijo aunque sea la más banal de las protecciones.
Es cierto, ha habido un tiempo en el que me creía superior a ti, a ésto y a la mayoría del mundo. Me he sentido especial por ser capaz de con un par de razones bien hechas reunir la entereza para levantarme sin derrumbar el castillo de naipes construido la noche anterior, de sentirme con ganas de vivir, de seguir experimentando, de conocer, he tenido incluso ganas de volver a soñar a ver si era capaz de que no aparecieras esta vez, ganas de reír, de besar, de sentirme querida. Las mismas que hoy me han abandonado, y lo peor, que no sé dónde han ido. Será difícil volverlas a encontrar.

1 comentario:

  1. ni las mañanas, ni los mediodías, ni las tardes, ni las noches pueden contigo.
    si hace falta una tonelada de naipes, construirás la fortaleza entera. yo te ayudo.

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